domingo, 8 de febrero de 2009

Prólogo.





¿Qué es Pornografía Emocional? ¿Qué es? O ¿quién es?. Podría intentar explicarlo, ¿Pero quién es capáz de explicar una poesía más allá del poema mismo y las palabras que lo levantaron y hoy lo hacen monumento? ¿Con qué palabras explicar, describir, definir Pornografía Emocional? Sólo bastan dos palabras Pornografía y Emocional. Pornografía es una palabra fuerte, que impacta. Calificarla de Emocional suaviza la impresión que causa la primer palabra, y la ennoblece. Pornografía: Obsenidad. Entonces, ¿Cómo es una pornografía emocional? Primero debemos pensar en que imagina una persona al escuchar, leer, decir la palabra Pornografía: una imagen de un cuerpo desnudo. ¿Y, que sucede con la palabra Emocional?: Sentimientos, que no vienen como imágenes, sino con una palabra. Esta es la primer señal de que la capacidad humana de encender fuego en nuestro interior y cuidar de él se encuentra completamente casi derruida. ¡Cómo al pensar en un sentimiento se nos puede venir a la cabeza sólo una palabra! En este caso, cualquier palabra es miserable, insuficiente, insolente.


Tenemos la imagen de un cuerpo desnudo y hemos obligado a las emociones a encarnar en palabras (probablemente, todos tengan en el primer puesto una palabra de cuatro letras). Ahora bien, está imagen borrosa que logramos tampoco es Pornografía Emocional. Porque esto no habla de cuerpos; es emocional porque habla del alma, desde el alma, y para despertar el alma de una descarga electrica instantánea y feroz. Esto es un alma al desnudo, todas las almas, las despiertas y las durmientes, desnudas y unidas. Porque es así como tendría que ser y vivirse. Cuerpos a corazón abierto.


Cuerpos con el corazón abierto, cuerpos esperando abrir el corazón. He amado, es decir, he sufrido. Porque cuando se abre el corazón, uno mismo se traza una profunda herida; si no se abre el corazón al que nos hemos abierto, la herida se ensancha y deja salir más cantidad de sangre; se caen las ilusiones, se dehojan los jardínes del alma y del sueño. Sobreviene un invierno nocivo que todo lo congela, y luego un grito nuestro que hace estallar todo lo que, cuando el amor se va, se convierte en cristal, es decir en amor. Nada vuelve a ser igual, pero esta verdad no cambia la esencia de lo que hemos sentido; y tampoco lo mata, somos nosotros quienes nos hacemos creer que está bien enterrada entre nuestras entrañas, hecha polvo mientras que lo cierto es que el sentimiento aún tiene carne y hueso, que esa carne y ese esqueleto somos nosotros mismos, que ahora, con la misma convicción de la experiencia anterior, decimos “Eres lo que siempre he esperado” a otros brazos, a otros labios, a otro nombre, a otro corazón, quizás abierto, quizá sellado o muy herido.

“Los poetas casi siempre describen el amor como un sentimiento que escapa a nuestro control, que vence a la lógica y al sentido común […] Eres la respuesta a todas mis plegarias. Eres una canción, un sueño, un murmullo, y no sé como he podido vivir tanto tiempo sin ti”. La cara del amor eterno, que muchas veces se rompe y otras tantas sigue a pesar de que día a día la rutina lo corrompe y debilita incluso con una sonrisa burlona.


Sentir hacia alguien lo más sublime del mundo, pero no poseerlo. Alguien que no está en nuestro planes. No poseer ese alguien. O no encontrarlo. O no verlo. Pero nunca no necesitarlo.

“¡Ámala, ámala, ámala! Si te complace, ámala. Si te hiere, ámala. Aunque te rompa el corazón, y a medida que envejezca y endurezca se te desgarrá más, ¡ámala, ámala, ámala! […] El amor verdadero es devoción ciega, humillación absoluta, total sumisión, fe y confianza contra uno mismo y el mundo entero, plena entrega del alma y el corazón a quien te lo destroza. […] Hasta el último instante de mi vida no podrás sino ser parte de mí carácter, parte de lo poco que de bueno hay en mí, parte de lo que de malo llevo”. La cruz del amor, que permanece incondicional por más que las paredes del aquel desgarrado mundo construído por y de a dos, para dos, ahora sean de cartón y se vuelen con un soplido, un susurro, con menos de un gramo de viento. A la cruz la rutina no la devora, más bien la alimenta. Cuanto más duele el dolor, más dura el amor dentro.

Amamos verdaderamente sólo una vez, el resto es una extensión innecesaria que compramos para poder matar la soledad. ¿Cúal fue la oportunidad real? ¿A qué hombre, a qué mujer amo auténticamente? No conozco mentes que se formulen dichas preguntas; no existen mentes que quieran concebirlas, darles calor. Pero es cierto, aunque justo en este momento cerremos los ojos para no leerlo y nos presionemos con fuerza los oídos para evitar oírlo: Nos enamoramos una sola vez; y si no es una, es porque no sucederá nunca.

No olvidamos el sonido de una voz, ni de la respiración. Su respiración es ahora nuestra manera de respirar, el fantasma de su voz es nuestro tono de vos, sus gestos son los gestos, idioma del silencio, que nos hacen únicos, los sueños que no pudimos hacer realidad ahora son los sueños del que se fue o de quien se quedo. Y probablemente tengamos dentro pataleando el corazón de la persona que nos enamoro hasta que tocamos las estrellas y bajamos con cicatrices de quemaduras para desmostrarlo y gritar a traves de ellas: “Yo te amo”. El amor no se puede conjugar en pasado; es un presente con destino a instalarse en cada instante del futuro por más que no se lo persiva.


Pero hoy en día, una persona, de forma indivual y/o solitaria o en pareja, le hace el amor a otra. Se lo hace, no lo siente. El amor es una palabra, una emoción, una definición desgastada que no permite actualización y, por ende, debe descartarse. Estamos dejando morir una de las cosas más importantes que existe. A veces no hay una segunda oportunidad.

Pornografía Emocional despliega en cada verso esa frialdad, junto al sufrimiento acumulado luego de ser victima de un abandono injustificado. Aunque quise detenerme sólo en una de esas importantes palabras con cuatro letras, Sexo, no pude cerrarle la puerta a Amor. No pude porque ante él pierden eficacia y seguridad las llaves, los candados, la bóveda del banco y los cerrojos de la ventana. Porque está absolutamente en todas partes. Entre los cabellos de todas las mujeres y en la barba crecida de todos los hombres; en el llanto d eun bebé y en las burbujas de detergente. En un beso sin significado (allí está la sed de amor) y en un beso tan apasionado que hace las veces de navaja sobre los labios. Desparramado en todas las esquinas, veredas y calles como la ropa en el suelo de la habitación de un adolescente. En todas las celulas alocadas y también en las agonizantes, en todas las palabras de todos los diccionarios en todos los idomas, en todos los paisajes, en las puestas de sol, en el amancer, en el crepusculo y hasta en las horas más oscuras de la noche. Está en las luces artificiales de la Torre Eiffel, en cada campanada del Big Ben, en cada huella sobre la madre tierra, en cada grano de arena de cualquier desierto. En la letra capital del comienzo de cada historia, en su punto final y en todo lo que hay más allá de él y sería imposible nombrar.



Intente dejar de escribir sobre el amor, pero al igual que María, prostituta, si evitara creer, hablar, pensar, escribir sobre el amor mi alma ya no resistiría. Las palabras que escribo representan todo aquello que ha sido pronunciado por mi alma, al mismo tiempo que hablan de quien(es) la han corrohido a fuerza de sentimientos más que intensos. El arte mismo es el lenguaje de mi alma. Yo no soy la culpable de que mi obra me delate, y trate de quién en realidad soy. Yo no tengo la culpa de buscar mi corazón y encontrarme contigo, de que en todas y cada una de mis palabras estes .





Marie Augustine Raymond ©




.




6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. No te lo decía para molestarte u ofenderte, o porque me moleste o me ofenda a mí, si no porque me resulta curioso. Que puede haber sido una coindicencia, no tengo forma de saberlo.

    ResponderEliminar
  3. Me gusto mucho tu blog, un beso!

    ResponderEliminar
  4. Anónimo21:59

    hablar mal de los hombres?
    no de todos, yo hablaria de uno en especial. el otro dia justo vi que lo agregaste al face jajaja.
    me encanta este blog.
    besito

    ResponderEliminar
  5. Excelente inicio, el suyo, Marie-Agustine.
    Mis respetos,

    El Profesor

    ResponderEliminar
  6. Definitivamente, lo primero que se me vino a la mente al leer "Pornografia Emocional" fue el desnudo del alma...Que hermoso texto el suyo, me ha encantado.

    En especial: "si evitara creer, hablar, pensar, escribir sobre el amor mi alma ya no resistiría"

    Saludos Marie, y gracias por visitar y dejar huella de su paso por mi blog, para mì es un placer...vuelva cuando así lo desee: Los sueños siempre estan abiertos.

    ResponderEliminar